JTG
Ver, sentir, comprender
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Pasadas
El diálogo entre pensamiento visual y pensamiento verbal no se limita a operar entre libros y cuadros, si no que existe en los libros y en los cuadros, tomando una singular expresión en los manuscritos dibujados, donde todas las letras son dibujos y cada página es una obra; síntesis de la forma plástica y de la idea. Ese impulso de unidad que aparece una y otra vez en los escritos de Torres García, cobra cuerpo en proposiciones de carácter metafísico, estéticas y operativas, que influyen en su producción artística al tiempo que son revisadas por ésta.
Porque a pesar de lo que la posteridad ha tendido a creer sobre Joaquín Torres García, junto a la convicción que impulsaba sus afirmaciones también había la certeza de que lo escencial nunca termina de ser dicho. “Puedo pensar todas estas cosas y muchas más – hacer mil combinaciones estéticas hasta el infinito – y, de acuerdo con esas combinaciones, hacer cuadros. Pero el valor que tendrán esos cuadros, siempre será el mismo: será algo de mí, un sabor plástico, algo que no puedo ni quitármelo de encima ni trasmitírselo a otro: la personalidad. Es por eso que no se debe trabajar sobre el pensamiento, sino sobre lo que es personal: sobre esas cualidades, ese toque, ese sabor plástico indefinible. Y si al trabajar sobre esto puedo llegar a encontrar una manera, inclusive un procedimiento, habré encontrado mi sistema. Y este sistema valdrá tanto como otro. En resumen: que todo sistema combinado por el pensamiento solo, es algo transmisible, que se puede explicar e inclusive definir, y que, por su naturaleza no pertenece a nadie. Pero que el verdadero sistema personal, o sea: la materia incorporada a nosotros, humanizada en nosotros, ese mundo recreado en nosotros, imposible de definir porque uno no puede definir lo absoluto de la personalidad, esa es la verdadera vía del artista. Y será un arte vivo - el otro un intelectualismo”
Mon Cher Moi (Mi querido yo) Manuscrito inédito. 1925-1927
Archivo del Museo Torres García.